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lunes, 2 de julio de 2012

UNA BOCA Y DOS OREJAS


 “¡Los jóvenes de hoy adoran el lujo! Tienen malas maneras, desafían la autoridad, muestran falta de respeto a sus mayores, parlotean y vociferan. La juventud se ha vuelto tirana y no ayudan a sus familias”                                                                                                                                                 Sócrates 399 a.C.

“No veo esperanza en el futuro de nuestra generaciones si continúan dependiendo de la juventud frívola de hoy en día. Cuando yo era muchacho se nos enseñaba a ser discretos y respetuosos de nuestros mayores, pero la juventud actual es excesivamente sabia e impaciente por las restricciones a que ha sido sometida”                                                                       Hesiodo S. VIII a. C.

¡La juventud es rebelde!, ¡la juventud es imprudente e impaciente! ¡La juventud no entiende!
¿¿No será que nosotros no entendemos a la juventud??? No tenemos pretextos, ya fuimos jóvenes y sabemos lo que significa. No podemos pretender que los jóvenes entiendan lo que es ser adulto, que sean prudentes y pacientes, sería antinatural e incluso inhumano.
El tiempo no ha hecho que olvidemos, pero si que maduremos y veamos una perspectiva diferente de las cosas y situaciones. Es tiempo de ellos y si nuestra madurez nos lo permite tendremos la posibilidad de aprender cosas invaluables si tan solo nos damos la oportunidad de escuchar.
Cuando le pregunto a un padre o una madre ¿Hace cuanto que no conversa con su hijo? La respuesta casi siempre es  la misma: Hablamos mucho.  Siempre hablo con él pero parece que no entiende por más que trato de decirle y explicarle las cosas le entra por un oído  y le sale por otro. Después de escuchar esto mi respuesta es: Entonces ¡hace mucho que no conversa con él! y la reacción siguientes es: No le digo que yo hablo con él seguido, le digo las cosas, pero que el no entienda o que no quiera entender es otra cosa ¿qué puedo hacer?
Si observamos el párrafo anterior nos daremos cuenta que este padre/madre no escucha. Conversar y hablar NO SON  LO MISMO. No me sorprende que si no me escucha a mí que también soy adulto, tenga dificultades para escuchar a su hijo adolescente. Desafortunadamente los padres confundimos el “conversar con nuestro hijo” con “el hablar con él”. Él no necesita que le hables sino que lo escuches. Ya después habrá tiempo para externar tus opiniones, pero no antes… esta ecuación puede marcar la diferencia.
Escucharlo a él es en parte escuchar al adolescente que fuiste. Pocas personas se atreven a regresar aunque sea de turistas a ese mundo. Busca que tu miedo no sea tu barrera para acercarte a tu hijo, al contrario puede ser tu mejor aliado para hacerlo sentir escuchado, seguro y sobre todo acompañado en esta difícil travesía.
Psic. Daniela Valera Cato






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2 comentarios:

  1. Muchas Gracias Prepa Tec, por tu valiosa guía e información!!!

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