“¡Los
jóvenes de hoy adoran el lujo! Tienen malas maneras, desafían la autoridad, muestran
falta de respeto a sus mayores, parlotean y vociferan. La juventud se ha vuelto
tirana y no ayudan a sus familias” Sócrates 399 a.C.
“No veo esperanza en el futuro de nuestra
generaciones si continúan dependiendo de la juventud frívola de hoy en día.
Cuando yo era muchacho se nos enseñaba a ser discretos y respetuosos de
nuestros mayores, pero la juventud actual es excesivamente sabia e impaciente
por las restricciones a que ha sido sometida” Hesiodo S. VIII a. C.
¡La
juventud es rebelde!, ¡la juventud es imprudente e impaciente! ¡La juventud no
entiende!
¿¿No será
que nosotros no entendemos a la juventud??? No tenemos pretextos, ya fuimos
jóvenes y sabemos lo que significa. No podemos pretender que los jóvenes entiendan
lo que es ser adulto, que sean prudentes y pacientes, sería antinatural e
incluso inhumano.
El tiempo no ha hecho que olvidemos, pero si que maduremos y veamos
una perspectiva diferente de las cosas y situaciones. Es tiempo de ellos y si
nuestra madurez nos lo permite tendremos la posibilidad de aprender cosas
invaluables si tan solo nos damos la oportunidad de escuchar.
Cuando le pregunto a un padre o una madre ¿Hace cuanto que no conversa
con su hijo? La respuesta casi siempre es
la misma: Hablamos mucho. Siempre
hablo con él pero parece que no entiende por más que trato de decirle y
explicarle las cosas le entra por un oído
y le sale por otro. Después de escuchar esto mi respuesta es: Entonces ¡hace
mucho que no conversa con él! y la reacción siguientes es: No le digo que yo
hablo con él seguido, le digo las cosas, pero que el no entienda o que no
quiera entender es otra cosa ¿qué puedo hacer?
Si observamos el párrafo anterior nos daremos cuenta que este padre/madre
no escucha. Conversar y hablar NO SON LO
MISMO. No me sorprende que si no me escucha a mí que también soy adulto, tenga
dificultades para escuchar a su hijo adolescente. Desafortunadamente los padres
confundimos el “conversar con nuestro hijo” con “el hablar con él”. Él no
necesita que le hables sino que lo escuches. Ya después habrá tiempo para
externar tus opiniones, pero no antes… esta ecuación puede marcar la
diferencia.
Escucharlo a él es en parte escuchar al adolescente que fuiste. Pocas
personas se atreven a regresar aunque sea de turistas a ese mundo. Busca que tu
miedo no sea tu barrera para acercarte a tu hijo, al contrario puede ser tu
mejor aliado para hacerlo sentir escuchado, seguro y sobre todo acompañado en
esta difícil travesía.
Muchas Gracias Prepa Tec, por tu valiosa guía e información!!!
ResponderEliminarGracias a ti! nos da gusto que te sea útil.
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