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miércoles, 25 de julio de 2012

YO ME SIENTO....

 “Dame el don de un corazón que escucha”
El rey Salomón

En numerosas ocasiones, los adultos nos encontramos en la situación en la que necesitamos ser escuchados. Muchas veces no queremos soluciones, ni respuestas, solamente necesitamos ser comprendidos, sin ser cuestionados. Los jóvenes necesitan las mismas consideraciones. En el caso de que el adolescente haya tenido conductas inadecuadas, éstas se pueden corregir posteriormente.

Una comunicación respetuosa entre padres e hijos, permite que ambas partes puedan expresar lo que piensan y sienten, sin temor a ser rechazados. Esto significa aceptar lo que el otro dice, pero no necesariamente estar de acuerdo. Debemos ser capaces de comunicarnos de manera tal, que nuestro hijo entienda nuestros sentimientos, ideas e intenciones. 
Es común que el adolescente rechace y rehúya de cualquier momento donde se vea acorralado para iniciar una conversación con los adultos. La razón es natural. En el proceso que vive lleno de cambios y confusión tiene la percepción de que nadie lo entiende ni se preocupa por entenderlo, principalmente sus padres.  Es por eso que si los puentes de comunicación existían pueden llegar a fracturarse y ante la desesperación los padres generalmente reaccionamos de formas que terminan por romperlo. Es por eso que las formas de comunicación con nuestro hijo en esta etapa son vitales para mantenerlo cerca y generar en él sentimientos de apoyo, compañía, respeto y amor.
 Lo más importante es recordar que los mensajes que mandemos se centren en lo que nosotros como padres sentimos y pensamos sin acusar, juzgar o criticar al adolescente. Generalmente en nuestro enojo hacemos todo lo contrario y decimos frases como:
“tú me haces enojar” en lugar de “yo me siento enojado”
 “tú tienes que ayudar” en lugar de “me gustaría que ayudaras más”
“tú no me escuchas” en lugar de “no me siento escuchado”
“haces que me preocupe” en lugar de “me siento preocupado cuando…”
En el momento en que como padres nos hacemos responsables de nuestros sentimientos con respecto a la conducta de nuestros hijos las posibilidades de realmente comunicarnos con él aumentan. Y el objetivo es ese, comunicar los sentimientos. No es una técnica de modificación de conducta. Si se utiliza como tal, se desvirtúa y convierte a quien lo hace en un manipulador emocional. Si el adolescente se siente manipulado en ese momento se alejará y las posibilidades de recuperar su confianza disminuirán de forma considerable.

Psic. Daniela Valera Cato



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