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miércoles, 31 de octubre de 2012
lunes, 17 de septiembre de 2012
lunes, 10 de septiembre de 2012
COMBATIR EL ESTRÉS
Cuando ya el contar
hasta diez no basta, cuando pierdes el control por la más mínima cosa, cuando
el trabajo te esta agobiando más de lo debido, cuando te despiertas y sigues
cansad@...
“Halla el tiempo de leer. Halla el tiempo de ser
amigo. Halla el tiempo de trabajar. Es la fuente de la sabiduría. Es el camino
de la felicidad. Es el precio del éxito. Halla el tiempo de practicar la
caridad. Es la llave del paraíso”. Madre Teresa de Calcuta
El estrés puede producirse por muchas razones. Puede ser
desencadenado por un accidente traumático, una muerte, o una situación de
emergencia. El estrés también puede ser un efecto secundario de una enfermedad
grave o puede estar relacionado con la vida diaria, el lugar del trabajo, y las
responsabilidades familiares.
- Dificultad para dormir
- Dolores de cabeza
- Constipación
- Diarrea
- Irritabilidad
- Falta de energía
- Falta de concentración
- Comer de más o no comer
- Ira
- Tristeza
- Hinchazón estomacal
- Problemas de la piel,
tales como la urticaria
- Depresión o Ansiedad
- Aumento o pérdida de peso
- Problemas cardíacos
- Hipertensión arterial
- Síndrome de colon
irritable
- Dolor de cuello o espalda
- Disminución del deseo
sexual
- Dificultad para quedar
embarazada
¿Cómo
puedo a manejar mi estrés?
No permitas que el estrés te enferme. Presta atención
a tu cuerpo para saber cuándo el estrés está afectado tu salud. A continuación
hay algunas estrategias para manejar mejor el estrés:
- Relájate. Aflojarse es importante. Cada persona tiene su forma de relajarse. Algunas de estas formas son la respiración profunda, el yoga, la meditación y los masajes terapéuticos. Si no puedes hacer estas cosas, tómate unos minutos para sentarte, escuchar música relajante, o leer un libro. Al menos tómate 30 min. al día.
- Reserva tiempo para tí mism@. Cuidarte a tí mism@ es importante. Para no sentirte culpable, ¡considéralo una orden de tu médico! No importa cuán ocupad@ estés.
- Duerme. Si duermes lo suficiente, puedes encarar mejor sus problemas y disminuir el riesgo de enfermarse. Trata de dormir entre siete y nueve horas todas las noches.
- Aliméntate correctamente. Trata de obtener energía mediante el consumo de frutas, verduras y proteínas. La manteca de maní, el pollo o la ensalada de atún son buenas fuentes de proteínas. Consume cereales integrales, tales como el pan y las galletas de trigo. No te dejes engañar por el golpe de energía que siente al consumir cafeína o azúcar, esa energía se acabará rápidamente.
- Muévete. Créase o no, la actividad física no sólo ayuda a aliviar la tensión muscular, ¡sino que también mejora el estado de ánimo! Antes y después de la actividad física, el organismo produce ciertos químicos llamados endorfinas, que alivian el estrés y mejoran tu estado de ánimo.
- Habla con amigos. Los amigos escuchan bien. Hace muy bien encontrar a alguien que te deje hablar libremente acerca de tus problemas y sentimientos sin juzgarte. También ayuda escuchar un punto de vista diferente. Los amigos te recordarán que no estás sola.
- Obtén ayuda profesional si la necesitas. Hable con un terapeuta. Un terapeuta puede ayudarla a manejar el estrés y a encontrar mejores maneras de enfrentar los problemas. La terapia también puede ayudar con trastornos más graves relacionados con el estrés.
- Anote lo que piensa. Mantener un diario puede ser una muy buena forma de desahogarse y manejar los problemas.
- Ten un pasatiempo. Encuentra algo que disfrutas hacer. Asegúrate de tomarte el tiempo para explorar tus aficiones.
- Pónte límites. En lo referente a cosas como el trabajo y la familia, determina cuánto puede hacer en realidad.
- Planifica su tiempo. Piensa por adelantado cómo utilizarás tu tiempo. Escribe una lista de cosas que hacer. Decida cuáles son las más importantes.
- No manejes el estrés en formas que no son sanas. Entre estas se encuentran beber demasiado alcohol, usar drogas, fumar o comer de más. Discutir con todo el mundo, arremeter contra miembros de la familia sin razón, etc.
- Respirar hondo Intente hacerlo un par de veces por día:
- Recuéstate o siéntate en una silla.
- Cuenta lentamente hasta cuatro e inhala
por la nariz. Siente cómo se eleva tu estómago. Mantén la respiración por
un segundo.
- Cuenta lentamente hasta cuatro mientras
exhalas por la boca.
- Repítelo entre cinco y diez veces.
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lunes, 27 de agosto de 2012
Educar en sexualidad
La palabra sexualidad remite a diversos ángulos de reflexión y análisis. Al tratar de definirla no podemos dejar de contemplar que lo que entendemos por sexualidad está atravesado por múltiples determinantes, como el tiempo y el lugar, las costumbres, la historia, la época, la religión, la sociedad, lo biológico, etcétera.
En muchas de sus definiciones se involucran aspectos bio-psico-sociales, como factores determinantes, sin embargo, nos parece importante no partir de una definición dada, sino dar elementos para pensarla y construirla.
La sexualidad como experiencia en nuestra sociedad es tan singular en cada individuo como lo son sus propios rasgos personales, no hay otra igual. Es por esta razón que, más que hablar de sexualidad, hay que hablar de sexualidades.
Como padres de familia es mejor que nos percatemos de cómo en la vida diaria se presentan innumerables situaciones en las que lo que hacemos y no hacemos, construye un significado sobre la sexualidad que tiene un efecto en nuestros hijos e hijas y que determinará su salud integral, y específicamente su salud sexual.
Lo central en este punto es trasmitir una idea positiva del cuerpo porque es lo único que poseemos realmente, y en ese sentido, debe irse enseñando paulatinamente que es nuestra responsabilidad lo que hagamos con él.
¿QUÉ ESTAMOS ENSEÑANDO A NUESTROS HIJOS SOBRE SEXUALIDAD, CÓMO LO ESTAMOS HACIENDO? ¿QUÉ NECESITAMOS PARA EDUCAR EN SEXUALIDAD?
No existe ser humano "sin sexualidad" los niños y niñas tienen, viven, experimentan y son poseedores de su sexualidad.
1. Revisar nuestras actitudes, miedos y conductas con relación al tema. Darme cuenta cómo fui educado por mis padres y cómo lo estoy haciendo con mis hijos e hijas. Asumir que ello implica un reto.
Para la gran mayoría, la forma en la que se enteraron o aprendieron de la sexualidad, les remite a momentos de transición y cambio: la llegada de algún hermano, el comienzo de la menstruación, la adolescencia, el primer sueño húmedo, el primer beso, la primera revista pornográfica, el gran papel que en este sentido jugaron los amigos y amigas experimentados que les instruyeron, y sobre todo, la gran ausencia de sus padres en este aspecto.
Si bien la mayoría de nuestros padres no se dio a la tarea de educarse en sexualidad, con la energía, los conocimientos y la oportunidad que debieron hacerlo, nos toca no repetir la historia.
Debemos considerar que al educar en sexualidad se camina por desfiladeros que son difíciles de manejar porque está involucrada de manera determinante la construcción mental que hemos hecho de la sexualidad, y en ese sentido debemos ayudar a nuestros hijos a entender y apoyar una construcción personal de la sexualidad que no esté atravesada por nuestras propias limitaciones.
2. Admitir las diferencias, la diversidad de enfoques y significados personales en torno a la sexualidad con relación a las hijas e hijos de manera flexible, y tener apertura para entender la multiplicidad de perspectivas. Por ejemplo: un padre cree que al prohibir a su hija tener novio la protege del embarazo, mientras que para la hija salir con alguien es sentirse especial, querida y atractiva como mujer.
3. Actualizarse y profundizar en enfoques teóricos que nos ayuden a comprender y pensar de manera integral la sexualidad.
Cuando hablamos de educar oportunamente en el tema de la sexualidad, surgen en gran medida temores de adelantar información que altere o trastoque un sano desarrollo. El reto, como padres de familia se incrementa también porque tenemos que adquirir seguridad y confianza en lo que hacemos y algo que puede abonar en este sentido es conocer y comprender el desarrollo psicosexual de niños, niñas y adolescentes. Existen innumerables materiales didácticos y juegos adecuados que nos pueden ayudar en la labor de educar en sexualidad, libros diseñados especialmente para cada etapa de la vida.
CONCLUSIONES
Educar en sexualidad es una propuesta, un desafío a la creatividad de los padres de familia, por ello, a manera de conclusiones invitamos a considerar que:
1. Nuestras acciones deben enfocarse a hacer sentir en nuestros hijos e hijas que su cuerpo y todo lo que viene de él les pertenece, que son seres autónomos, distintos y separados de nosotros mismos.
2. Que pertenecer a un género o a otro, no es una ventaja o desventaja. Promover una cultura de equidad y desarrollar acciones para dotar de herramientas en los aspectos vulnerables sociales de género.
3. Alfabetizar emocionalmente implica desarrollar y promover el contacto con emociones y sentimientos para poder nombrarlos y expresarlos.
4. La mayor fuente de bienestar, ingrediente primordial en la salud integral, es resultado de establecer relaciones de buen trato, libres de maltrato, abuso o violencia.
5. Proporcionar información científica y oportuna sobre todo lo vinculado a la procreación, las funciones y cuidado de nuestro cuerpo, con énfasis en los genitales puede hacer la diferencia, puede ser su seguro contra conductas de riesgo.
6. Los padres transmitimos y permitimos una sensación de autoposesión corporal, somos quienes permitimos, celebramos, impedimos y castigamos en un proceso gradual la separación y autonomía de nuestros hijos.
Para reflexionar en torno al tema planteo una pregunta:
¿Cómo te educaron tus padres y qué quisieras repetir o cambiar?
__________________
María Isabel Alva Castro. Dirige Cuidarte A. C. Psicóloga por la Universidad Iberoamericana, con Maestría y Doctorado en Psicoanálisis. Educadora Sexual. Asesora de la Red por los Derechos Sexuales de los Jóvenes en Jalisco y consejera ciudadana del Instituto Jalisciense de las Mujeres. Ver artículo completo en www.revistamirada.com .
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martes, 21 de agosto de 2012
lunes, 13 de agosto de 2012
DECÁLOGO PARA PREGUNTAR A LOS Y LAS ADOLESCENTES Y OBTENER RESPUESTAS ÚTILES
Buena parte del conocimiento de la realidad de los adolecentes con los que convivimos se puede adquirir simplemente con observar y escuchar. También, creando las condiciones para que hablen. Pero, de vez en cuando, hay que preguntar.
Los padres y madres se quejan de que sus hijos no hablan y de que tampoco obtienen gran cantidad de información preguntando. En un espacio educativo, en la escuela, cuando se trata de tener una sesión individual de trabajo personalizado, de seguimiento, de discusión sobre dificultades o conflictos, los “interrogatorios” de despacho se convierten en una secuencia de preguntas a las que siguen monosílabos, dejados caer con mayor menor desgana.El resultado: una sensación de no saber cómo llegar a saber y una gran duda sobre el valor de la información obtenida.
Cuando en diferentes momentos preguntamos para saber, conviene recordar algunos criterios como estos:
1. Esperar el momento. Evitar preguntar cuando temen ser preguntados y reaccionaran negativamente o darán una respuesta preparada (todo buen adolescente que llega tarde a casa recorre el camino elaborando el “discurso” que venderá a sus padres). Es mucho más fácil que expliquen algo cuando no parece haber problemas en el horizonte (cuando creían olvidado el conflicto, cuando no estamos buscando directamente si se droga, cuando las dificultades parecen ser agua pasada).
2. No hacer más de “dos” preguntas seguidas (en casa, después de la ristra interrogativa sobre “de donde vienes”, “con quien estabas”, “qué hacías”, etc. el adolescente acaba preguntando si está en una comisaría). Las preguntas directas deben estar diluidas entre otros comentarios e intercambios de informaciones. Estamos juntos para “hablar” no para preguntarles. No siempre lo que quieren decir es lo que nos interesa
saber, aunque debería interesarnos. No siempre están dispuestos a explicar lo que deseamos saber.
3. Explicar algo, algo propio, entre medio. La adolescencia ha supuesto el final de la “minoría”. Para ellos y ellas “hablar” con las personas adultas comporta dar por supuesto un cierto diálogo en pie de igualdad. Se rompe la idea unidireccional del interrogatorio cuando se hace conocedor al adolescente de información singular, propia, relacionada con la vida que hemos de compartir (en casa, por ejemplo, es más fácil que nos hable de sus dificultades si nosotros, sin rollos extraños, les hacemos partícipes de algunas de nuestras dificultades laborales; en la escuela, podemos hablar sobre su implicación en un conflicto en la medida que le hacemos conocedor de nuestras dificultades para encontrar una respuesta adecuada; en una actuación de
salud podemos hacer que aporte información clave si le explicamos nuestras dificultades para establecer un diagnóstico).
4. Deducir, aunque sea de forma incompleta. No siempre es necesario preguntarles. Los adolescentes con la cara pagan. Sus rostros, sus actitudes, sus rebotes, sus silencios o sus discursos son una gran fuente de información (si se les mira y se les escucha). Hay que aprender a deducir (es fácil deducir cuánto han bebido a partir de cuánto dinero se pueden gastar; saber sobre sus amigos es más útil que preguntarle si usa drogas).
5. Preguntar lo mismo pero de otro sujeto, de otros miembros del grupo, de otro grupo. Cualquiera que se relacione con adolescentes conoce cómo se refieren a otros (“el otro día, un amigo…”) cuando en realidad hablan de sí mismos. Es más fácil que acudan en grupo a hablar no se sabe de quién, que presentarse solos a hablar directamente de sí mismos. Se trata de aplicar en muchos momentos la misma técnica perifrástica suya. Interesarse por otros u otras situaciones para acabar sabiendo sobre ellos y ellas.
6. En algunos momentos ser francos y expresar nuestra preocupación. Su tendencia a negar que ellos tengan algún problema se desmorona cuando han de hacer el ejercicio de “tranquilizarnos”, de darnos las explicaciones que nosotros les daríamos a ellos. El juego florentino, consciente en las dos partes, de las preguntas y respuestas se convierte en comunicación directa cuando se les deja clara la razón de por qué
queremos saber, aceptando que a lo mejor estamos equivocados en nuestra preocupación y que no tienen por qué darnos explicaciones.
7. No acusarlos. Aunque las dos partes sepamos claramente que el tema tiene que ver con ellos, comenzar por hacer que asuman su “culpabilidad” nos va cerrar todas las puertas de la información significativa sobre un hecho o una circunstancia personal. Cuando consideremos el tema de la responsabilidad ya entraré en el tema de las “excusas” (siempre tienen alguna), ahora, cuando se trata de saber actuar adecuadamente lo que pretendemos es que no se pongan el caparazón de la autodefensa.
8. Dejarse engañar. Que quede claro que he escrito “dejarse”. Si nos engañan y no nos enteramos se trata de una incompetencia nuestra. Hay que permitir que nos expliquen relatos que sabemos inciertos o que están destinados a engañarnos. Pero, no es cuestión de dejarlos pasar sino de encontrar el momento para que perciban (no siempre para que lo reconozcan) que somos conscientes del engaño. Hay quien cree que en la educación no debe aceptarse la “mentira”. Ciertamente es un criterio general válido. Pero, con los adolecentes no se trata exactamente de “mentiras” sino de líos en medio de su vida liada, explicaciones contra la angustia, la confusión o el conflicto que les parecen salidas útiles. Lo importante es que descubran que no necesitan construir esos relatos para relacionarse con nosotros, que no les son útiles, que en un momento u otro intentaremos aclarar la situación aunque sólo sea para ayudarles a aclararse ellos mismos.
9. Esperar para conocer más. No querer saberlo todo desde el primer momento. Ellos y ellas irán dejando caer parte de sus relatos en diferentes situaciones. Conocerlos suponer ir sumando observaciones, informaciones indirectas, respuestas directas. La suma progresiva de ese conocimiento nos permite, a menudo, evitarnos preguntas. Además, no se trata de saber de entrada sino de mantener el conocimiento de su realidad mientras continua su relación con nosotros (a veces, cuando adquirimos un conocimiento global de cómo son parecen haber cambiado).
10. Guardar la confidencialidad. La información que facilita un adolescente siempre está circunscrita a un pacto de ayuda, en unas determinadas circunstancias y con unos adultos concretos. Como norma general no debe divulgarse nunca fuera de ese contexto y el adolescente debe tener la seguridad total de que será así.
Fragmento obtenido de la publicación: FUNES, Jaume. 9 IDEAS CLAVE. EDUCAR EN LA ADOLESCENCIA. Ed. Graó. 2010
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miércoles, 8 de agosto de 2012
lunes, 6 de agosto de 2012
jueves, 2 de agosto de 2012
LA ADOLESCENCIA ES LO QUE VEN LOS ADULTOS
La adolescencia no es, solamente, un producto adolescente
sino el producto de sus adultos. La adolescencia la conforman otras miradas o,
cuando menos, resulta ser en función de cómo la vemos. Conocer al adolescente
significa tener presente que una parte
importante de la realidad a conocer está en las miradas de las personas
adultas. Una investigación sobre los mundos de los adolescentes necesita
conocer cómo son vistos, interpretados y vividos, por las personas adultas.
Podríamos
decir que no existe problema
adolescente sino problemas de los adultos con sus adolescentes. O
simplemente destacar que las relaciones con los adultos que los rodean y las vivencias
derivadas de la relación, son buena parte de lo que son como adolescentes. El
profesorado, por ejemplo, los mira y los vive de distintas formas. Con ellos y
ellas construyen relaciones generadoras de confianza, de tensión, de
acumulación de experiencias positivas o de bagajes vitales negativos. Tener uno
u otro profesorado significará descubrir de distintas formas, en diferentes
momentos, algunas cuestiones vitales, algunas formas de ser persona, unas u
otras preocupaciones de la existencia, unas u otras prioridades y valores para
el momento adolescente.
El grupo familiar, con sus características
derivadas de la condición social (económica, cultural,etc.), aporta unas
personas adultas que tienen desiguales y distintas posibilidades de entender lo
que está pasando con sus hijos e hijas, de facilitarles diversas hipótesis para
que entiendan la etapa que están viviendo. Las relaciones dentro del grupo
familiar (la composición del grupo, el estilo, los climas) condicionan todavía
más el repertorio de conductas de conflicto y sus posibilidades de resultar problemas
adolescentes. Pero, especialmente, condicionarán la base de seguridad con la
que gestionarán las crisis que tendrán que vivir. Parte de su seguridad e
inseguridad, de la gestión de los riesgos y las crisis dependen de los climas
familiares. Parte de las confianzas en sí mismos dependen de las dosis de
confianza construidas con las personas adultas del grupo familiar. Algunos
elementos determinantes de como se viven y como hacen de adolescentes,
especialmente de cómo se es adolescente chico o adolescente chica, dependerán
de estas relaciones con el mundo adulto.
INCORPORAR
SUS MIRADAS
No se trata de saber cómo son ni de sistematizar lo
que dicen, piensan o hacen los adolescentes; aquello que realmente importa es
recoger, tanto como sea posible, sus argumentos, sus formas de ver, sentir e
interpretar lo que están viviendo.
No
basta con preguntar. Ni tan solo de hacerlo de forma abierta y creativa.
Con
frecuencia, los chicos y chicas ya están saturados de nuestras intervenciones e
indagaciones sobre sus problemas. Muchas
veces tienen interés en buscar otras perspectivas, en destacar otros aspectos,
en demostrar otras preocupaciones (“Hay problemas que para nosotros son muy importantes
y que para ustedes, los mayores, no lo son tanto… A veces los adultos nos dan
largas, no contestan... no son sinceros...).
Para
poder hacerlo conviene destacar que entender
el mundo adolescente es siempre encontrar una forma de escucharlos si lo
que se pretende es tener capacidad para influir en sus vidas.
FRAGMENTO
DE LA CONFERENCIA “Cómo mirar a los
adolescentes sin convertirlos en un problema” del Psicólogo JAUME FUNES ARTIAGA
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miércoles, 25 de julio de 2012
YO ME SIENTO....
“Dame el don de un corazón que
escucha”
El rey Salomón
En numerosas ocasiones, los adultos
nos encontramos en la situación en la que necesitamos ser escuchados. Muchas
veces no queremos soluciones, ni respuestas, solamente necesitamos ser
comprendidos, sin ser cuestionados. Los jóvenes necesitan las mismas consideraciones.
En el caso de que el adolescente haya tenido conductas inadecuadas, éstas se
pueden corregir posteriormente.
Una
comunicación respetuosa entre padres e hijos, permite que ambas partes puedan expresar lo
que piensan y sienten, sin temor a ser rechazados. Esto
significa aceptar lo que el otro dice, pero no
necesariamente estar de acuerdo. Debemos ser capaces de comunicarnos de manera tal, que nuestro hijo
entienda nuestros sentimientos, ideas e intenciones.
Es común que el adolescente rechace y
rehúya de cualquier momento donde se vea acorralado para iniciar una
conversación con los adultos. La razón es natural. En el proceso que vive lleno
de cambios y confusión tiene la percepción de que nadie lo entiende ni se
preocupa por entenderlo, principalmente sus padres. Es por eso que si los puentes de comunicación
existían pueden llegar a fracturarse y ante la desesperación los padres
generalmente reaccionamos de formas que terminan por romperlo. Es por eso que
las formas de comunicación con nuestro hijo en esta etapa son vitales para
mantenerlo cerca y generar en él sentimientos de apoyo, compañía, respeto y
amor.
Lo más importante es recordar que los mensajes
que mandemos se centren en lo que nosotros como padres sentimos y pensamos sin
acusar, juzgar o criticar al adolescente. Generalmente en nuestro enojo hacemos
todo lo contrario y decimos frases como:
“tú me
haces enojar” en lugar de “yo me siento enojado”
“tú tienes que ayudar” en lugar de “me
gustaría que ayudaras más”
“tú no me
escuchas” en lugar de “no me siento escuchado”
“haces que
me preocupe” en lugar de “me siento preocupado cuando…”
En el momento en que como
padres nos hacemos responsables de nuestros sentimientos con respecto a la
conducta de nuestros hijos las posibilidades de realmente comunicarnos con él
aumentan. Y el objetivo es ese, comunicar los sentimientos. No es una técnica
de modificación de conducta. Si se utiliza como tal, se desvirtúa y convierte a
quien lo hace en un manipulador emocional. Si el adolescente se siente
manipulado en ese momento se alejará y las posibilidades de recuperar su
confianza disminuirán de forma considerable.
Psic. Daniela Valera Cato
lunes, 23 de julio de 2012
EDUCAR CON EL EJEMPLO
“Si la vida te ha regalado un hijo...tiembla, porque
no solo serás su padre, también serás su
ejemplo” Anónimo
La
familia es un espacio excepcional de formación de actitudes, habilidades y
valores que permitirán al niño enfrentar la etapa decisiva de la adolescencia
de forma saludable. Cuando en la familia las dificultades se salen de
control y se manejan de formas
inadecuadas, entonces la familia misma pasa de ser un factor protector a ser
uno de riesgo que va a influir de forma importante para que el joven busque
resolver sus dificultades refugiándose en conductas adictivas sobre todo si los
padres u otros miembros de la familia también lo hacen. Es importante destacar
que los factores familiares no son causa única para que los jóvenes se inicien
en el consumo de alcohol y drogas sin embargo sí es el lugar donde podemos
cambiar la historia.
· - ¿Mandas
a tu hijo a la tienda a comprarte los cigarros o alguna bebida alcohólica para
tu consumo?
LO ESTÁS PREPARANDO PARA SU
PROPIO CONSUMO
· - ¿Les
parece divertido cuando algún familiar se emborracha y su conducta es resultado
de su intoxicación? LE ESTÁS DICIENDO QUE ES DIVERTIDO ESTAR INTOXICADO
· - ¿En las
reuniones familiares siempre hay alcohol y le ofreces bebidas alcohólicas a tu
hijo adolescente argumentando que está en casa y no hay riesgo? LE ESTÁS DICIENDO QUE PARA DIVERTIRSE ES
NECESARIO BEBER ALCOHOL
· - ¿Si tu
hijo y sus amigos consumen bebidas alcohólicas lo permites siempre y cuando estén
en casa, al final mejor ahí que en otro lugar? LE ESTÁS DICIENDO QUE APRUEBAS QUE SE
INTOXIQUE Y QUE INVITE A OTROS A HACERLO
· - ¿Cuándo
llegas cansado del trabajo invariablemente te tomas una o dos copas para
relajarte? LE ESTAS DICIENDO A TU HIJO QUE EL ALCOHOL ES UN MÉTODO ACEPTABLE
PARA MANEJAR EL ESTRÉS, EL CANSANCIO E INCLUSO LOS CONFLICTOS
Estas y muchas otras actitudes al
parecer inofensivas promueven en nuestros hijos el consumo de sustancias
tóxicas. Al final se trata de enseñarles a ser capaces de tomar decisiones responsables
al respecto. Si te preguntas ¿qué puedo hacer con mi hijo en tema de
adicciones? Mejor pregúntate ¿Qué puedo hacer yo conmigo mismo en tema de adicciones?
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“El joven no aprende lo que los mayores dicen, sino lo que ellos hacen." Baden Powell |
Psic. Daniela Valera Cato
miércoles, 18 de julio de 2012
TU HIJOS NO SON TUYOS
Tus Hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,No vienen de tí, si no a través de tí.
Y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor
pero no tus pensamientos, pues
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos
pero no sus almas, porque ellas
viven en la casa del mañna,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos
pero no procures hacerlos semenjantes a tí.
Porque la vida no retrocede
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad!
lunes, 16 de julio de 2012
THE WALL
"CUANDO LOS PADRES HAN CONSTRUIDO TODO, A LOS HIJOS SÓLO LES QUEDA DERRUMBARLO" Karl Kraus
THE WALL: lo mejor que un padre puede hacer por su hijo
El mejor regalo que podemos darle a nuestros hijo es acompañarlos en el saber de que el trabajo duro siempre recompensa.
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miércoles, 11 de julio de 2012
CAMINO A LA INDEPENDENCIA
Los seres humanos iniciamos nuestra vida siendo completamente
dependientes de nuestros cuidadores por varios años, pero con la súbita llegada
de la adolescencia viene un cambio gradual de esa dependencia y los padres nos
vemos remplazados por los amigos.
Para que el joven pueda perfeccionar sus relaciones con el mundo
exterior y sus contemporáneos tiene que probarse. Probar quién es, qué le gusta, enfrentarse a
situaciones de riesgo en donde descubrirá si es capaz de tomar las decisiones
adecuadas, etc; y aunque el adolescente no demuestre los valores familiares
como nos gustaría, seguramente los tiene bien arraigados pero si nos oponemos
constantemente a sus elecciones éstos podrán desvirtuarse.
Sin embargo existen métodos para
mantenernos cerca de nuestro hijo dándole cierta libertad de decisión sobre las
amistades que frecuentará, evitando riesgos innecesarios:
- - Conozcamos a los
padres de sus amigos.
- Invitemos a nuestro
hijo y sus amigos a pasar algunas tardes en casa para que conocerlos evitando
estar todo el tiempo al pendiente de sus conversaciones o lo que hacen. El que
estén en casa no significa que estemos en la misma habitación que ellos.
- - Hablemos con
personal de la escuela que nos pueda dar referencias sobre el círculo de amigos
que nuestro hijo frecuenta.
- - De ser posible llevémoslo
y recojámoslo de los lugares de reunión y de vez en cuando ofrezcámonos a
llevar a sus amigos a casa. Será una buena oportunidad para saber donde viven y
conocer a sus familias.
Estas estrategias no solo le permitirán probarse, también probaremos
nuestra capacidad para fomentar en ellos una independencia responsable,
sabremos que tan desarrollada está su capacidad para tomar decisiones que no
pongan en riesgo su integridad e incluso su vida y sobre todo se sentirán
respetados, protegidos y amados.
“El adolescente no es digno de
confianza hasta que sea evidente que puede cuidarse. Los padres que confían en
un adolescente están perdidos” Rosario Busquet
Psic.
Daniela Valera Cato
lunes, 9 de julio de 2012
¿PADRES RESPONSABLES?
“La incomprensión de un hijo adolescente hacia
sus padres les trae sufrimiento, pero la incomprensión de los padres hacia un
hijo adolescente lo puede destruir.” Rosa Esquivel
Los seres humanos experimentamos cambios en todas las edades, son
parte natural de nuestro desarrollo, y la adolescencia es uno de los mas
complejos, ya que no solo impacta en el adolescente mismo sino que genera
cambios en cada uno de los integrantes de la familia.
En este periodo el adolescente
busca la independencia del seno familiar que hasta ese momento ha
marcado su forma de vivir, pensar, sentir y hasta actuar. Incluso el
adolescente puede llegar a creer que todos en la familia han cambiado y no
alcanzar a percibir que él es el que cambia, ya que ha llegado el momento de
buscar y construir su propia identidad cuestionando todo lo que hasta ahora ha aprendido.
En consecuencia la familia comienza a quedar en segundo plano.
A la mayoría de los padres nos
asustan estos cambios primero por todos aquellos peligros que existen en el
mundo fuera del cuidado familiar y por otro porque estamos acostumbrados a
tener el poder sobre la conducta de nuestro hijo en mayor o menor medida y al
descubrir que esta posición se ha debilitado solemos reaccionar con gritos
amenazas, burlas críticas y hasta llanto. Lo que quizá desconocemos es que
estos cambios son los que le permitirán a nuestro hijo probar su nueva forma de
razonar, sentir y actuar para que pueda construir su identidad, por lo que es
importante que entendamos que no es nada personal ni en contra nuestra.
Los adolescentes piden libertades y que los adultos se retiren. Para
esto los padres necesitamos estar convencidos de que son lo suficientemente
responsables para ello. A los niños que se les educó para ser obedientes
tienden a ser dependientes e inseguros y se les dificulta ejercer la
responsabilidad cuando llegan a la adolescencia La obediencia no necesariamente le enseña a su hijo a ser
responsable. Los padres que constantemente dan órdenes tienen un profundo sentimiento
de temor ya que si su hijo no es o hace las cosas como ellos quieren, creen que
algo pasará o que no podrá salir adelante ni sabrán resolver nada sin su ayuda.
Para formar
hijos responsables debemos ser padres responsables.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA
TI SER UN PADRE/MADRE RESPONSABLE?
Si puedes contestar
esta pregunta en los próximos 5 minutos… cuidado!
Reflexiona,
pregunta, cuestiónate, aprende, investiga, invierte tiempo.
No se es padre/madre solo por tener un hijo.
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